El mito del 9 a 5: Un simple hábito o un verdadero obstáculo?

No me importa el horario que trabajen mis empleados.

Quieren empezar tarde el lunes,
para empezar la semana con calma?

Genial.

Salir temprano el viernes,
para empezar el fin de semana con ventaja?

Perfecto.

Me importa que hagan su trabajo.

Un horario estricto de 9 a 5,
se trata de control no de productividad.

Así que disolvamos la ilusión de un «horario productivo de 9 a 5»

Aquí hay una idea radical:

🙌 → Concéntrate en los objetivos, no en las planillas de horas.
🙌 → Confía en tus equipos.
🙌 → Asigna tareas significativas.
🙌 → Permíteles gestionar su propia productividad.

La próxima vez que veas una silla vacía a las 9 am, 
no te preocupes.

Tal vez estén ocupados logrando sus objetivos en la comodidad de su hogar.

Es un cambio sutil,
del tiempo a la tarea.

Estás listo para dar el salto?

Redefinamos la productividad para el nuevo mundo del trabajo.

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para que todos los jefes y gerentes sean conscientes de esto.

 

Durante décadas, el horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde se convirtió en sinónimo de “horario de oficina”. No obstante, ese modelo surgió en un contexto industrial, donde era esencial la presencia física para operar maquinaria o atender al público. En la economía del conocimiento, gran parte del trabajo se puede realizar desde cualquier lugar, a cualquier hora, siempre y cuando se cumplan objetivos y se mantenga la calidad.

¿El resultado de insistir en horarios rígidos en la era digital?

  • Falta de flexibilidad: el personal se ve obligado a estar presente en la oficina sin importar su energía, su ciclo de productividad o incluso su salud.
  • Sensación de control excesivo: el equipo percibe que la empresa valora más la presencia física que los resultados.
  • Menos motivación: un horario estricto puede restar motivación al no respetar los picos de energía de cada persona.

La realidad actual exige un cambio de mentalidad: si las metas se cumplen y la calidad no se ve afectada, ¿por qué aferrarnos a un horario inflexible?

 

Del tiempo a la tarea: un giro necesario

Imagina que, en lugar de contabilizar las horas que alguien pasa sentado frente a una computadora, medimos cuánto avanza en sus tareas y objetivos semanales. Este giro requiere reestructurar la forma en que dirigimos y lideramos:

  1. Enfoque en objetivos: Define metas claras y medibles. Tus equipos sabrán con exactitud qué se espera de ellos.
  2. Confianza como base: Otorga a cada persona la libertad de organizar su jornada. Si contratas profesionales talentosos, dales la autonomía para mostrar lo que pueden lograr.
  3. Transparencia en la comunicación: No se trata de trabajar en secreto, sino de mantener a todos informados. Un equipo que comunica avances y obstáculos trabaja con mayor eficiencia.

Cuando ponemos el foco en la tarea y no en el tiempo, el lugar o la hora, las personas suelen responder con mayor compromiso. Sienten que su aporte es valorado, no solo su presencia.

 

Crea un ambiente de confianza

Puede sonar radical, pero la confianza es un pilar indispensable. Sin ella, ningún experimento de horarios flexibles funcionará. ¿Cómo fomentar un entorno de confianza? Aquí tienes algunas claves:

  • Claridad en la visión de la empresa: Si todos conocen hacia dónde va la organización y por qué, es más fácil que comprendan la importancia de las tareas.
  • Comunicación abierta y honesta: Facilita canales claros para que los empleados expresen dudas, retos o sugerencias. Cuanto más fluya la información, mayor será la seguridad de trabajar en la misma dirección.
  • Responsabilidad compartida: La confianza no se trata de “libertad sin límites”. Cada persona asume la responsabilidad de su trabajo y rinde cuentas con resultados concretos.
  • Reconocimiento y retroalimentación: Reconoce cuando el equipo cumple (o supera) los objetivos. Procura dar feedback constructivo para mostrar oportunidades de mejora.

Un equipo que siente el apoyo de la dirección y la libertad de organizar su tiempo tiende a ser más creativo y leal a la empresa.

 

El poder de asignar tareas significativas

¿Te has preguntado por qué algunas personas se sienten más motivadas que otras con el mismo horario? En muchos casos, la diferencia está en la significancia de la tarea. Cuando lo que hacemos tiene un propósito claro, tendemos a involucrarnos más. Aun si, de manera temporal, debemos trabajar un viernes por la tarde, lo haremos con una motivación diferente si sabemos por qué es importante.

Para generar tareas significativas:

  1. Conecta cada tarea con la misión de la empresa: ¿Cuál es el impacto real de lo que hacemos?
  2. Establece métricas de éxito claras: La gente quiere saber cuándo está triunfando.
  3. Fomenta la autonomía en la ejecución: Si la persona elige el camino para lograr el objetivo, el trabajo se vuelve más retador y apasionante.

Al final, el horario pasa a segundo plano cuando cada integrante sabe que está haciendo algo que aporta valor real.

 

Implementar horarios flexibles sin perder productividad

Aquí llega la pregunta más frecuente: “¿Cómo gestiono un equipo que trabaja a diferentes horas y lugares?” Antes, la supervisión se basaba en presencia física. Pero la tecnología actual permite llevar un registro de progreso y resultados con mayor facilidad. A continuación, sugerimos varios pasos para introducir, de forma efectiva, los horarios flexibles:

Diagnosticar la naturaleza del trabajo:

  • ¿Las tareas requieren colaboración continua?
  • ¿Hay interdependencia entre departamentos?
  • ¿Existen períodos en los que, sí o sí, se debe coincidir?
    Cada organización tiene necesidades distintas. El primer paso es mapearlas para saber hasta dónde podemos flexibilizar.

Establecer bloques de tiempo compartido (si es necesario):

  • Define una o dos franjas horarias en el día o en la semana para realizar juntas o reuniones clave.
  • En ese horario, se espera que todos estén disponibles, ya sea de forma presencial o virtual.

Usar herramientas de colaboración en línea:

  • Plataformas de gestión de proyectos (Trello, Asana, Monday, etc.).
  • Espacios de comunicación instantánea (Slack, Microsoft Teams, etc.).
  • Documentos colaborativos (Google Workspace, Office 365).
    Estas herramientas permiten que los equipos se mantengan conectados y actualizados, sin importar dónde se encuentren.

Establecer objetivos e hitos concretos:

  • Define plazos y resultados esperados.
  • Haz un seguimiento periódico: no para “atrapar” a nadie, sino para apoyar y resolver bloqueos que impidan avanzar.

Revisar y ajustar:

  • Implementar horarios flexibles es un proceso de prueba y error.
  • Usa la retroalimentación del equipo para ajustar detalles.
  • Asegúrate de que todos cuenten con los recursos necesarios y que entiendan los resultados a lograr.

Lo importante es tener procesos claros y objetivos que orienten al equipo. El horario se vuelve flexible, pero la meta sigue firme.

 

Casos de éxito: ¿Quién ya lo está haciendo?

  • Empresas de tecnología pioneras: Desde hace años, gigantes de software y startups utilizan el trabajo remoto y horarios flexibles. Muchas han reportado aumentos en productividad del equipo y una disminución en la rotación de personal.
  • Agencias creativas: El mundo del marketing y la comunicación se caracteriza por ciclos de trabajo donde la inspiración es clave. Permitir que cada persona trabaje en su “momento de mayor creatividad” eleva la calidad de las campañas y reduce el ausentismo.
  • Consultorías de negocio: En muchas consultoras, el foco está en el cliente. Mientras se cumpla con el servicio y las metas pactadas, el horario pasa a ser secundario.

Estos ejemplos demuestran que lo fundamental es la organización y la visión empresarial, no la hora de entrada o salida.

 

Comunicación y accountability: ingredientes esenciales

Cuando no hay un control de horario estricto, es vital reforzar la comunicación y la “rendición de cuentas” (accountability). A veces, en una cultura más tradicional, se cree que la flexibilidad fomenta la pereza o la falta de compromiso. Sin embargo, si se gestionan bien los procesos, suele ser todo lo contrario. ¿Por qué?

  1. Los empleados se sienten valorados: Se percibe que la empresa confía en su criterio.
  2. Mayores niveles de compromiso: Al disponer de cierta autonomía, muchas personas se vuelven más responsables de cumplir con los plazos.
  3. Más transparencia en la comunicación: Se incrementa el hábito de informar sobre avances, para dar a conocer al equipo que todo está bajo control, aunque no estemos físicamente presentes.

La clave es establecer reglas de juego claras: “Flexibilidad no significa anarquía.” Todos saben cuáles son las metas y los tiempos, y hay un compromiso real de cada parte para cumplirlos.

 

¿Cuál es el rol del líder en este nuevo escenario?

En un modelo de trabajo flexible, el líder deja de ser un supervisor de horarios y se convierte en un facilitador de resultados. ¿Qué implica esto?

  • Mentoría y coaching: Apoyar a las personas en su desarrollo profesional y en la resolución de conflictos.
  • Comunicación constante: Mantener el flujo de información, tanto ascendiente como descendiente.
  • Adaptabilidad: Leer las necesidades del equipo y de la empresa, ajustando el rumbo si es necesario.
  • Celebrar logros y fracasos constructivos: Reconocer cuándo se superan objetivos y también cuando no se alcanzan, para aprender de la experiencia.

En lugar de estar “encima” del equipo, el líder se enfoca en remover obstáculos y fomentar el crecimiento individual y colectivo.

 

Los beneficios de ir más allá del 9 a 5

Cuando una empresa migra hacia un modelo de horarios flexibles, suceden varias cosas positivas:

  1. Mayor retención de talento: Las personas valoran trabajar en un lugar que respete su tiempo, sus picos de concentración y sus compromisos personales.
  2. Reducción del ausentismo: Dar la opción de ajustar horarios para atender necesidades personales (familia, salud, trámites) reduce la necesidad de “días libres” de último momento.
  3. Mejor relación vida-trabajo (work-life balance): Un equipo menos estresado rinde más.
  4. Promueve la creatividad y la innovación: Dar espacio a la gente para que trabaje en sus momentos de mayor productividad favorece la generación de ideas frescas.

Desde la perspectiva empresarial, este cambio no solo mejora el clima laboral, sino que también incide en la calidad de los resultados.

 

Rompiendo barreras culturales

En muchas organizaciones, la idea de que “el jefe ve la silla vacía a las 9 am y se enoja” todavía prevalece. Implementar un horario flexible no solo es un cambio de logística, sino también de mentalidad. Y los cambios culturales requieren tiempo y compromiso. Para quienes aún no se sientan preparados, estos son algunos consejos:

  • Comienza con un piloto: Elige un departamento o un equipo y ensaya la flexibilidad. Establece métricas de éxito, recopila datos y analiza resultados.
  • Capacita a los líderes: A menudo, los jefes no saben cómo gestionar equipos en entornos flexibles. Brinda entrenamiento en liderazgo remoto, resolución de conflictos y comunicación asincrónica.
  • Celebra pequeños triunfos: Comparte testimonios internos de quienes hayan experimentado beneficios. Historias de éxito dentro de la propia empresa motivan a los más escépticos.

La cultura organizacional evoluciona cuando las personas pueden ver y sentir los beneficios de nuevas formas de trabajar.

 

Preparados para dar el salto

¿Estás listo para redefinir tu forma de gestionar y liderar? El cambio pasa por entender que la productividad no se mide en horas de “estar presente”, sino en resultados tangibles y en la satisfacción de tu equipo. Probablemente habrá desafíos:

  • Colaboradores que necesiten más orientación para organizar su tiempo.
  • Líderes que teman perder el control.
  • Procesos que se deban adaptar a la comunicación asincrónica.

Sin embargo, los beneficios suelen superar con creces los obstáculos iniciales. Tanto para la empresa como para cada colaborador, un esquema flexible favorece la innovación, el bienestar y el alto rendimiento.

 

Conclusión: un nuevo capítulo en la historia del trabajo

El viejo paradigma del “control” se está desmoronando para dar paso a uno donde la confianza, la flexibilidad y la autonomía son los protagonistas. Este cambio no es una simple tendencia pasajera, es la respuesta natural a un mundo donde las tecnologías permiten trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento. El horario de 9 a 5, que antes funcionaba para ciertos contextos, ahora puede obstaculizar la creatividad y limitar el talento.

En este nuevo escenario, los líderes juegan un rol crucial para inspirar, guiar y acompañar. Cuando confías en tus equipos, estableces objetivos claros y asignas tareas con significado, el horario se convierte en una cuestión secundaria. Lo principal es que se cumplan los resultados y que las personas se sientan motivadas y plenas en su labor.

Así que, la próxima vez que veas una silla vacía a las 9 am, respira y recuerda: tal vez esa persona esté triunfando desde la comodidad de su hogar o aprovechando un espacio de mayor concentración. Bienvenido al cambio. ¡Prepárate para una cultura de trabajo más flexible, saludable y centrada en lo que realmente importa: el cumplimiento de las metas y la satisfacción de tu equipo!

Si estás de acuerdo con este nuevo paradigma, ¡dale “me gusta” y compártelo con tus colegas! Ayudemos a que cada vez más líderes y gerentes se sumen al movimiento de redefinir la productividad. Llegó la hora de dar el salto hacia la libertad de horarios y la autonomía responsable. ¡Tú también puedes ser un agente de cambio en esta nueva forma de entender el mundo del trabajo!

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